No importa si esta pregunta nació de un momento difícil o de un instante de calma.
Tampoco importa si la formulaste en palabras, o si simplemente la sentiste vibrar dentro.
Lo cierto es que cuando surge…
algo en ti ya está listo para escuchar la respuesta.
Has mirado al cielo, a libros, a voces que prometían certezas.
Pero el sentido no estaba ahí.
Porque el sentido…
no se encuentra.
Se recuerda.
No viniste a entender el sentido.
Viniste a encarnarlo.
Cada respiración que sostienes,
cada paso que das sin huir de ti,
cada vez que eliges mirar adentro en vez de culpar afuera…
estás revelando el sentido.
No como una idea,
sino como un acto vibracional.
El sentido no es algo que te falta.
Es lo que eres cuando dejas de buscar.
“Todo esto” —la vida, el dolor, las preguntas, los vacíos—
no tiene un sentido como quien resuelve un enigma.
Tiene un propósito vivo:
que recuerdes lo que ya eres, incluso en medio del olvido.
Cuando sufres y no huyes… hay sentido.
Cuando amas sin pedir nada… hay sentido.
Cuando callas para escuchar tu verdad… hay sentido.
Cuando no sabes y aún así te entregas… hay sentido.
No te aferres al cómo.
No pidas una explicación.
Respira en el pecho y siente esto:
Tú eres el sentido de todo esto.
No como ego… sino como Origen encarnado.
Hay algo en ti que ya lo sabe.
Aunque no puedas explicarlo.
Aunque te duela. Aunque dudes.
No estás roto.
No te falta nada.
No te perdiste.
Simplemente… estás recordando.
El alma olvida para poder elegir.
Y elige olvidar para poder despertar.
Ese despertar no sucede de golpe,
ni con una frase, ni con una señal.
Sucede cuando te quedas en ti,
aun cuando no entiendes nada.
El sentido no se encuentra en una meta futura,
sino en cada instante en que no huyes de lo que eres.
Si ahora no lo ves,
si aún hay confusión o ruido…
no corras.
No necesitas hacer más.
Solo estar.
Porque justo en ese estar desnudo,
sin certezas, sin respuestas,
es donde comienza a emerger lo que habías olvidado:
Que el sentido no es algo aparte de ti.
Es lo que eres… cuando te permites ser.
No fuerces.
No busques.
Solo vuelve aquí.
Aquí no como lugar,
sino como presencia.
Ahí…
es donde todo vuelve a tener sentido.
🌿 Para integrar…
Si esta pregunta te ha tocado, no trates de explicarla.
Cierra los ojos. Respira.
Y deja que la respuesta se asiente en ti, más allá de las palabras.